Peña le gana a Meade en "Tú las traes"

Jardines de Chapultepec - El día de hoy fue de triunfo para el aun presidente Peña, pues llegó jadeando a comer cuando La Gaviota hizo la llamada a los sagrados alimentos, todo sudoroso, con la camisa llena de tierra y pastitos, y con una sonrisota como si hubiera leído La Chimoltrufia (chiste no apto para millennials).

La razón: Peña y Meade se encontraban jugando en el jardín, primero a las escondidas, luego a "donde quedó la bolita" y finalmente decidieron jugar a "Los Encantados" o conocido ahora como "las traes", en donde ya se la habían "pegado" de manera alternada por espacio como de 15 minutos; finalmente, Peña alcanzó a Meade, logró pescarlo del hombro y le dijo "¡Las traes!", a lo que Meade respondió corriendo hacia Peña para "regresársela", pero era demasiado tarde.

Justo en el momento en el que Meade iba a pescar a Peña del brazo, se escuchó el grito de "¡A comeeer!, y de esa manera, Peña Nieto ganó por default, y durante la comida, se pudo ver a un Meade cansado, como si de repente le hubieran echado encima una mochila muy pesada o algo por el estilo, mientras Peña tenía una sospechosa expresión de alivio.

Al terminar la comida, Meade retó a Peña a otro jueguito, pero justo en ese momento llegaron sus papás a recogerlo, y parece que el pobre aspirante ahora tendrá qué esperar más o menos 6 años para poder "pegársela" a alguien más.

Tras este suceso, las vibraciones cósmicas que causó el juego han causado que miles de activistas de redes sociales, que decían que todo era culpa de Peña, ahora digan que es de Meade. De hecho, chairos a ultranza se han visto incapaces de poder pronunciar o escribir #RenunciaEPN, y extrañamente ahora su cerebro les obliga a decir consignas y tirar culpas absolutas sobre Meade, mientras Peña Nieto parece haber sido purificado o por lo menos olvidado, después de haber sido él el culpable hasta de que te hayas tropezado por ir texteando mientras caminabas.

Y mientras ese juego de "los encantados" se daba lugar, dicen que vieron a un niño Moreno espiando a través de la reja de Los Pinos, con cara de enojado porque no lo habían invitado a jugar.