Idealmente, los intercambios navideños son la bonita costumbre de ejercer el dar algo de uno mismo con amor, con gusto y paz; sin embargo, en la realidad pueden ser un escaparate para dejar ver lo peor que los seres humanos tienen en su negro corazón.
No falta quien "se discute" con el regalo, da un regalazo más allá de las expectativas, bien envuelto y del gusto de la otra persona, pero a cambio recibe un Carlos V, un jabón Palmolive o el clásico "Tssss...te debo tu regalo, recuérdame para traértelo, ¿eh?", o el típico "roperazo", que consiste en buscar en la casa algún artículo en desuso que, con una limpiadita, queda "como nuevo" pero que no es precisamente el mejor de los regalos.
Para evitar estos tristes sucesos, la Secretaría de Gobernación ha tomado la iniciativa de enviar a sus Interventores (como en los programas de concursos) a los miles de intercambios navideños, de oficina y familiares, que habrá en el país, para que den fe de que los regalos que se dan están acordes a las normas establecidas en el intercambio, en cuanto a valor monetario, gusto de la persona que recibe y por supuesto, calidad.
En caso de regalar de roperazo o que sea de última hora, los infractores se ganarán una multota de no sé cuantos salarios mínimos o 48 hrs. de cárcel.
Tras saber esta noticia, miles de Godínez, y tu tía la que se deshace de lo que le han regalado antes y no le gusta, ya han abarrotado las tiendas para buscar algo "mejorcito" que cubra con las expectativas mínimas de los intercambios navideños.
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