Recientemente, la UNAM estrenó una flamante campaña para que los alumnos que consumen droga dentro del campus les hagan fuchi a los "dealers" y ya no les compren, y por lo tanto, ya no haya demanda de orégano y talquito dentro de las instalaciones.
En la cabecita de los diseñadores gráficos está un escenario ideal en el que los estudiantes, o "estudiantes", al ver los carteles, van a pensar, "sí, tienen razón, ya no me drogaré, ahora iré de misionero a África o voy a volverme padrecito"; sin embargo, este escenario ideal se viene abajo cuando los muros de la posverdad caen y llega la cruel realidad.
Esto acaba de suceder en un pumabus de la ruta 15, la cual va del Instituto de Charango y Bombo hasta la FES Ajusco; en dicho Pumabús venía uno de los diseñadores gráficos, Fercho Pósmez, con sus lentes de pasta, su camisa de leñador, sus tatuajes incluyentes y su barba poblada, quien veía orgulloso su campaña plasmada en todo el campus de CU; en eso, detrás de él, venía una señora con su hijo de 5 años, quien al ver los carteles, acertó a decir "la campaña antidrogas de mi kinder está mejor; la de la UNAM es muy ñoña"; ante esto, el pobre Fercho se quedó petrificado, pensando cómo era posible que su campaña no tuviera el impacto esperado.
En su posmoderna mente, bastaba con creer en sí mismo, y en la efectividad de su campaña, para que las cosas se dieran solitas; sin embargo, la fea realidad, enemiga acérrima de la gente "políticamente correcta" volvió a atacar; Fercho ya está considerando meter una demanda en contra de la Realidad para que deje de molestarlo a él y a sus semejantes.
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