miércoles, 20 de julio de 2016

Testimonio: Vacacionista vive vacaciones viendo venir venturas.

Juan Pérez, conocido godínez de la CDMX, esperaba con ansias a que ya fueran vacaciones para trepar a su familia en su vochito modelo 1973 y trasladarse a un balneario en la provincia.

Les permitió a sus niños que se fueran con su traje de baño puesto de una vez "para que fueran ilusionados en el viaje". Según Pérez, quiere aprovechar para escaparse del caos citadino que se traduce en una gran cantidad de gente y tráfico y contaminación, así que con anticipación (aproximadamente un día antes) planeó el viaje a la tierra prometida, ese balneario que recuerda con lágrimas en los ojos de cuando su papá lo llevaba de niño.

Gran sorpresa se llevó el buen Juan, al descubrir que la carretera rumbo al balneario estaba llena de autos que avanzaban casi igual que en la CDMX, pero no le importó, pues "no es lo mismo...o sea, es lo mismo pero no es lo mismo" según sus palabras.

Tras hacer en 6 horas un viaje que sin tráfico debe durar dos, pudieron llegar al balneario, el cual cuenta con un pequeño hotel, en el cual apenas si alcanzaron cuarto en forma de una habitación sencilla pues las cuádruples estaban agotadas. Después de desempacar, animó a la familia a salir a las instalaciones del balneario a disfrutar, para poder nadar de orilla a orilla de la alberca, percibir el apacible silencio de la provincia y respirar el aire puro. 



Otra gran sorpresa le esperaba a la familia Pérez al ver que las instalaciones del balneario estaban llenas a más no poder y en las albercas no cabía ni un alfiler; tampoco alcanzaron lugar en las mesas con sombrillas, por lo que tuvieron qué sentarse en un huequito que encontraron, en donde pusieron sus toallas y sacaron sus tortas de frijol con huevo.

Cuando se le preguntó a Pérez qué opinaba del lleno del balneario y el bullicio que había, que si no era lo mismo que en la ciudad, respondió "¿cómo va a ser lo mismo? si se respira otro aire, es otro tipo de gente, mis hijos están felices ahi brincando en el chapoteadero con los otros niños ahí amontonaditos" decía, mientras miraba orgulloso a sus vástagos luchando por el espacio en el chapoteadero con un agua verdosa que de seguro tenía mucha pipí.

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