Más de 20 jóvenes activistas identificados como chairos fueron remitidos al Ministerio Público por daños en propiedad privada, ya que armados con marros, cinceles y bombas Molotov, destruyeron la cúpula de la capilla dedicada a San Canuto de Tembuto en un pintoresco barrio del oriente de la ciudad.
Fueron detenidos cuando ya habían logrado derribar la estructura central; los feligreses y vecinos de la capilla dijeron que habían pensado que por fin el padrecito Damián había contratado albañiles para reparar los azulejos que adornaban la cúpula en cuestión, pero fue cuando detectaron un fuerte olor a mota y consignas contra "el poder" que supieron que algo andaba mal y decidieron llamar a una patrulla.
Cuando los policías asignados a la patrulla XBF-PPP2 tomaron la declaración de los jóvenes que estaban en evidente estado inconveniente, estos declararon que su objetivo era destruir de una vez por todas a la cúpula del poder que tiene a los mexicanos sumidos en la miseria, pero que como ya estaban tan mariguanos y además se les acabaron los datos para poder consultar la ubicación de la cúpula del poder en Maps, pues atacaron la primer cúpula que vieron.
Al grito de "¡Pinche pendejo, te dije que esta no era, wey!", Ernesto Huevara reclamó al aparente líder chairo del grupo, quien sólo respondía con risas algo nerviosas mientras fijaba sus enrojecidos y vidriosos ojos en el horizonte, quizás imaginándose siendo testigo de la instauración mundial del comunismo.
Los jóvenes podrían alcanzar una pena de 4 años de arresto, además de una multa sustancial por destrucción de una capilla que ya mero iba a ser nombrada Patrimonio de la Humanidad por su arquitectura y su antigüedad.
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