Samsung reveló el día de hoy que, antes de retirar del mercado el Galaxy Note 7, recibió una compra relativamente grande por parte de un cliente misterioso.
"Estábamos en duda con respecto a por qué este cliente estaba tan ansioso de comprar nuestros teléfonos defectuosos aun después de la noticia de que explotaban, pero decidimos venderlos de todas formas", dijo el gerente general de Samsung.
La sospecha se hizo aun más grande cuando el misterioso cliente firmó como Benjala Melamí, y se rastreó el envío hasta las fronteras del mismísimo EI; fue cuando los operativos de Samsung se dieron cuenta, pero ya era demasiado tarde.
Ahora el EI tiene en su poder miles de potenciales bombas explosivas, y aun no se sabe cómo las usarán contra occidente: hipótesis dicen que posiblemente inunden con Galaxy Notes las tienditas de celulares de barrios populares, dándolos a precios de ZTE, Alcatel o demás marcas de gama baja para atraer la atención de las clases populares, que los compren y que exploten en el momento menos indicado.
Un teléfono "recapturado" venía precargado con ringtones en árabe, uno de ellos coincide con una alarma que grita ¡Alahu al Ackbar!
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