jueves, 6 de septiembre de 2018

Rector "condena enérgicamente" porrismo; porros se arrepienten y se vuelven misioneros

Ya no es noticia de último minuto que hace unos días, integrantes de grupos porriles llegaron a "romper" una manifestación de alumnos de la UNAM por situaciones que llevan meses sin resolverse y que, obviamente, han desatado descontento entre la comunidad universitaria. 



Dicho acto de represión dejó varios heridos, unos de ellos de gravedad, y los susodichos porros no fueron tocados ni con el pétalo de una rosa por las "autoridades" universitarias, quién sabe, a lo mejor se toman muy literal eso de "vigilar", pues nomás vigilan, pero con los ojos.

El caso es que el rector, Enrique Graue, salió a comunicar un comunicado comunicativo, en el que condena enérgicamente los actos de violencia; como todos sabemos, cuando existe una situación así en la UNAM, esta es la respuesta tradicional, "condenar enérgicamente", lo cual consiste en escribir una cartita que se circula a todos los medios impresos y digitales de la UNAM...y ya. Ah, y como acto supremo, expulsó a 18 tipos identificados como porros...que de todas formas no entran a clases y ni iban a terminar su educación, y pueden seguir entrando y saliendo de los planteles como Pedro por su casa, porque "autonomía, we".

Tras dicho comunicado, se reportó que miles de porros comenzaron a mojar sus pantalones, a llorar de miedo y a esconderse en un rincón de sus jacales de tabicón y lámina de asbesto. Se tienen  reportes de porros que fueron con sus mamás y lloraban como niños mientras les decían, "el rector condenó enérgicamente mis actos vandálicos, bubu, me quiero morir"; muchos de ellos tuvieron una especie de epifanía, y ya han abarrotado los lugares en donde se reclutan a misioneros para ir a predicar la palabra de Jebús a islas desiertas y países en guerra.

"He vuelto a renacer; las palabras del señor Rector me conmovieron hasta el alma; ya no seré porro y ahora enseñaré el catecismo", dijo Desmadrencio Porres, líder de una célula de choque, quien, además, prometió que se volverá abstemio y no matará ni a una mosca.

Bien por el buen rector, que aplicó la "Seymour Skinner": "Porros, les doy 3 para que aparezcan...uno...dos...tres...mmmh...no aparecen. No puedo hacer más."

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