Hoy, la policía amaneció absorta pues descubrieron que un ratero extranjero "hackeó" el infalible sistema de seguridad que casi todos los mexicanos utilizamos para evitar que cualquiera se meta a nuestra casa; los cuerpos de seguridad aún no entienden cómo es que pudo burlar esa lógica engranada como una impronta en nuestra raza de bronce,
Tampoco lo pueden creer los miles de mexicanos que ya han leído la nota y ahora, especialmente los rateros locales, ponen cara de Hank Scorpio y dicen "¡cómo no se me ocurrió antes!" pues era como una especie de código de honor no explícito entre habitantes de tierra azteca, el cual se respetaba como si estuviera dentro de nuestro mismo ADN.
Pues resulta que Pouleanne Dackasse (sí, se llama igual que el juego de mesa pedorro que venden en el supermercado que NADIE quiere y NADIE sabe cómo jugar pero todos regalan como regalo de última hora), ladrón francés, descubrió que casi toda la gente en el país le abre la puerta a todo aquel que diga "Yo" cuando preguntan "¿quién es?"; por su poco dominio del español, pensó que era como una especie de contraseña o código secreto, y decidió ponerlo en práctica después de haber perfeccionado su pronunciación.
Este juego NADIE lo quiere pero todos lo regalan en los cumpleaños cuando hacen compras de última hora
Resulta que logró robar cientos de casas en donde le abrieron sin oponer resistencia, además de quedarse pasmados no porque los estuviera robando, sino porque no podían creer que alguien hubiera "hackeado el sistema". A la fecha, se sabe de él por las notas que ha dejado en las escenas del crimen, pero sigue prófugo.
Las autoridades han recomendado que la gente se asegure primero de quién es el que toca, que den su nombre de pila aunque sea, pero es algo que choca con la naturaleza mexicana misma, pues la gente aún no lo asimila. Han tratado de hacer ensayos pero simplemente el decir "yo" cuando preguntan "¿quién?" es como el respirar, algo engranado en nuestro sistema autónomo que quizás tome siglos para purgar de nuestra cultura; mientras, los rateros locales ya se han puesto las pilas y han perfeccionado sus técnicas para decir "yo", disparándose los robos en un 300%.
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